A veces
A veces me pregunto si me recuerdas, si piensas en mi; si en tu ajetreada vida, como me la imagino, te detienes un momento y me dedicas un pensamiento o un suspiro tal vez; al comenzar el o en la noche antes de dormir. Me gusta pensar que recuerdas aquellos dos niños que un día decidieron que ya estaban muy grandes como para no saber besar y que practicaban con un árbol a la orilla de un caudaloso arroyo antes de dar su primer beso, ¿recuerdas cómo la resina del árbol quemó mis labios y tuvimos que esperar un mes antes de volver a intentarlo? Es grato recordar nuestro primer beso, fue lo más increíble que jamás me había pasado y para ser honesto, aún lo considero como el beso más dulce y tierno de mi vida. De los recuerdos más valiosos que conservo en mi gastada memoria, ese beso ocupa un lugar muy especial.
A veces me pregunto si recuerdas al chico aquel que una vez rompió el cristal de tu ventana cuando una noche, al no poder aguantar hasta el amanecer, arrojó una roca para despertarte y pedirte perdón por… ya no tiene importancia.
Mamá tuvo que pagar ese cristal y yo tuve que pagarle a ella con los domingos que me daba papá; al final mamá le pago a papá pues en realidad fue él quién dio el dinero. Yo fui el único culpable de todo ese enredo, pero también el único que salió perdiendo, aunque fue lo justo; pero valió la pena, pues me perdonaste con la condición de que me fuera antes de que tus padres salieran al patio y vieran mi desastre.
Me pregunto si recuerdas nuestros paseos a caballo por el llano. Tal vez nunca te lo dije pero amaba ver tu rostro enrojecido por el agonizante y cansado sol, mientras el trotar del caballo agitaba tus mejillas y el viento jugaba con tu pelo rojizo y ondulado. Mis ojos se humedecían al ver tan sublime escena.
Mamá tuvo que pagar ese cristal y yo tuve que pagarle a ella con los domingos que me daba papá; al final mamá le pago a papá pues en realidad fue él quién dio el dinero. Yo fui el único culpable de todo ese enredo, pero también el único que salió perdiendo, aunque fue lo justo; pero valió la pena, pues me perdonaste con la condición de que me fuera antes de que tus padres salieran al patio y vieran mi desastre.
Me pregunto si recuerdas nuestros paseos a caballo por el llano. Tal vez nunca te lo dije pero amaba ver tu rostro enrojecido por el agonizante y cansado sol, mientras el trotar del caballo agitaba tus mejillas y el viento jugaba con tu pelo rojizo y ondulado. Mis ojos se humedecían al ver tan sublime escena.
A veces me pregunto si me recuerdas, si alguna vez has cerrado los ojos y al igual que yo, recuerdas nuestro baile de graduación. ¡Dios mío! te mirabas tan hermosa esa noche con ese vestido púrpura con miles de lentejuelas brillantes; como una princesa de cuento. Ojalá recuerdes como me tomaste de mis sudadas y nerviosas manos y me llevaste hasta la pista; yo nunca había bailado y doy gracias a Dios que esa noche usabas guantes, de no ser así hubieras notado mi sudor; sin embargo sí notaste mi nerviosismo, al cual respondiste con una sonrisa y un "tranquilo, también es mi primera vez" acercaste tu cuerpo al mio y pude tranquilizarme, mi mano izquierda tomó tu mano derecha y la otra buscó tu espalda, la tuya hizo lo mismo. El mundo desapareció, solo éramos tu y yo y la música que venia del cielo; tu cabeza cayó en mi hombro y entonces pude conocer el verdadero amor. Siempre tuve el deseo de que ese baile nunca terminara, pero terminó.
Y también a veces me pongo a recordar aquella tarde lluviosa, aquella chica despidiéndose, aquel chico con el corazón partido en dos y aquel tren alejándose lentamente. Sí, a veces recuerdo ese día. Desde entonces no te he vuelto a ver; he brindado por ti en silencio cada navidad, durante más de 30 años, las canas me alcanzaron demasiado pronto para mi pesar, nuestro árbol en el arroyo fue talado y reemplazado por un puente, el llano fue transformado en un centro comercial; mis hijos han crecido y se han ido de casa y yo… bueno, vivo feliz con mi esposa, y aunque solo en ocasiones me pongo a recordar nuestra historia, a ti siempre te llevo en mi corazón.
imágenes de: pixabay.com
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